Entornos Personales de Aprendizaje (EPA)

La idea de un entorno personal de aprendizaje no es nueva. A través de la historia, el hombre ha construido espacios y medios destinados a la creación del conocimiento (instituciones, bibliotecas, libros, revistas, diálogos, objetos tecnológicos, etc.). Sin embargo, se comienza a hablar de Entornos Personales de Aprendizaje, en su acepción actual, a partir de la aparición de una nueva generación de sitios web -la web 2.0- que llevan adelante un conjunto de principios y prácticas en la gestión de la tecnología y la administración de información asociada al Internet.

Esta nueva generación de herramientas permite al usuario (aprendiz) ser el protagonista en la construcción de sus conocimientos, pues le ayudan a producirlos, gestionarlos y divulgarlos de un modo diferente al que se venía aplicando. En este sentido, la web ha dejado de ser un canal unidireccional para constituirse en una red de lectura y escritura de doble vía: se lee pero también se participa en la construcción del contenido. En este sentido, estás nuevas tecnologías favorecen la comunicación, la participación y la libre expresión. Un ejemplo claro es el de los blogs, donde los comentarios de los usuarios tienen la misma importancia que el texto central. Autor y comentaristas dialogan acerca de las ideas que se exponen e intercambian puntos de vista de los cuales pueden surgir nuevos textos y comentarios. Por lo tanto, se valora la inteligencia colectiva al aprovechar el poder de las comunidades on-line que con su trabajo alimentan y dan vida a un sitio. Otro ejemplo (de alcances muy superiores al anterior) es el de Wikipedia, la enciclopedia que basa su desarrollo en el aporte de millones de usuarios que escriben los artículos.

Pero, ¿cómo afecta la llegada de esta nueva ola tecnológica –web 2.0- a la educación? Para contestar esta pregunta, J. Cabero, en Educación 2.0 ¿Marca, moda o nueva visión de la educación?, propone pensar en tres aspectos: el tecnológico-instrumental, que tiene que ver con la llegada de una red de lectura y escritura más dinámica, con más contenido audiovisual y nuevas herramientas de comunicación que favorecen la participación y la comunicación; el filosófico, donde la digitalización no es una mera herramienta para tecnificar la escuela sino que se le devuelve el protagonismo al internauta y hay una primacía del contenido sobre el diseño, y, finalmente, el social, donde el usuario pasa de ser el receptor a ser el generador de información, lo que plantea la necesidad de la creación de contenidos de forma colectiva.

Es en este contexto (en el que el aprendiz maneja y gestiona su propio aprendizaje) surgen los Entornos Personales de Aprendizaje, que no son otra cosa que las conexiones que el usuario pueda realizar a través de diferentes herramientas diseñadas para recibir o publicar información, con el fin de enriquecer su conocimiento. Attwel, al citar sus ventajas, sostiene que favorecen el aprendizaje permanente e informal, respetan los estilos individuales y permiten nuevos enfoques para su reconocimiento.